La Cabra Bermeya

Los mastines siempre han acompañado a los rebaños de  cabras. Los rebaños trashumantes de merinas siempre llevaron algunas cabras para el abastecimiento diario de leche fresca, que eran protegidas de la misma forma que las ovejas con perros mastines.  Pero también rebaños estantes y trasterminantes de cabras fueron protegidos por mastines, tanto en las dehesas del sur de España, como en las zonas de montaña. Entre las agrupaciones raciales que protegen nuestros mastines destaca en la zona de picos de Europa por producción y belleza la raza Bermeya.

 

Es la cabra Bermeya una raza de capa roja, aunque los cabritos nacen castaños, emparentada con otras razas también amenazadas como son la Guisandesa de Ävila, la Retinta de Extremadura y las razas Charnequeira y bravía de Portugal. Actualmente esta considerada como una raza de protección especial.

Al igual que con otro ganado asturiano las cabras Bermeyas fueron las más apreciadas y extendidas en Asturias hasta la mitad del siglo XX para luego ir siendo sustituida por razas más productivas del tipo pirenaica, aunque  son menos rústicas y adaptadas al terreno.

Recientemente ha habido una creciente preocupación por esta bella raza, que fue explotada tradicionalmente por los cabritos, así como para la producción de leche de alta calidad. Esta leche dio origen a los quesos  azules asturianos más afamados, como son el Cabrales, y el Gamonedo, donde la leche de cabra puede ser de un 60% a un 100% dependiendo de la época del año y  en menor medida al queso ahumado de los Los Beyos.  

 

La raza Bermeya es una raza fuerte, grande y ágil ligeramente ensillada con ojos castaños y a veces azules.  Las hembras alcanzan los 74 cm en la cruz y los 60 Kg de peso y los castrones 80cm y 70 Kg de peso. Los cuernos se dirigen de adelante a atrás y de arriba abajo, abiertos en su extremo distal. En ejemplares viejos los cuernos pueden formar una espiral sobre si mismos.

Los mastines con esta raza trabajan constantemente debido a su vivacidad y es tradicional que los cachorros de mastín durante su crecimiento mamen de las cabras, para lo cual es necesario que estas no topen a los cachorros.